UN PASO A LA ARMONÍA...
Violencia Juvenil
La paz y la tranquilidad quedaron completamente opacadas en este
mundo, mientras la violencia va progresivamente en aumento. Ver a personas
actuando violentamente deja de ser algo asombroso, para ser casi rutinario.
El elemento esencial en la violencia es el daño, tanto físico como
psicológico. Este puede manifestarse de múltiples maneras (por ejemplo, los
estímulos nocivos de los que depende) y asociado, igualmente, a variadas formas
de destrucción: lesiones físicas, humillaciones, amenazas, rechazo, etc.
Las personas violentas pueden tener
antecedentes de una familia violenta, por lo que la actitud es repetida, por el
estrés cotidiano, por la interacción negativa de la persona agredida (víctima),
por el simple gusto a la violencia, por la baja autoestima y el deseo de
sobresalir entre los demás, por la dependencia mutua o celos, entre
otras muchas razones posibles.
Hay varias formas de agredir a una persona, en
todas el daño emocional es muy grande y en ocasiones con secuelas
irreversibles. Entre ellas, el daño físico es muy común, donde el agresor
lastima físicamente a su víctima; la violencia psico-emocional consiste en
actos u omisiones que se expresan a través de prohibiciones, condicionamientos,
amenazas, abandonos. Tienen graves consecuencia en el autoestima y la seguridad
de las personas; otra manera de violencia es el abandono, el acto de desamparo
hacia un miembro de la familia con los que se tienen obligaciones que cumplir.
La violencia juvenil es una de las más
vistas en la sociedad, en las escuelas, en las calles y en las
pandillas. Los jóvenes violentos tienden a cometer una variedad de delitos; además, a menudo presentan también otros problemas, tales como el ausentismo escolar, el abandono de los
estudios y el abuso de sustancias psicotrópicas, y suelen ser mentirosos
compulsivos y conductores imprudentes y estar afectados por tasas altas
de enfermedades de transmisión
sexual. Como consecuencia, la violencia juvenil daña profundamente no solo a
las víctimas, sino también a sus familias, amigos y comunidades. Sus efectos se
ven no solo en los casos de muerte, enfermedad y discapacidad, sino también en la calidad de vida. La violencia que afecta a los jóvenes
incrementa enormemente los costos de
los servicios de salud y asistencia social, reduce la productividad, disminuye el valor de la propiedad, desorganiza una serie de servicios esenciales y en
general socava la estructura de la sociedad.
En el ámbito social, una de las posibles
soluciones está en asesorar psicológicamente a la familia en relación con los
cambios emocionales de los hijos y el rol que la educación tiene en ellos. Esta
es, principalmente importante en el desarrollo moral e intelectual de la
juventud. La educación está intrínsecamente ligada con el desarrollo moral, ya
que esta prevé una mala conducta que pueda estar relacionada con un infante o
un adolescente. No obstante, una manera saludable de rehabilitación es el
deporte, ya que brinda un desarrollo físico y emocional. Por ejemplo, el fútbol
puede brindar apoyo a través de la creación de semillero y participación de
jóvenes con problemas de conducta que puedan desarrollar una vocación y que
encuentren ,en este deporte, una manera de subsistencia, naturalmente,
fomentando un nacionalismo deportivo que ayude a prevenir situaciones
conflictivas futuras.
Nada es imposible, la sociedad tiene la
capacidad de ayudar a éstos jóvenes, se debería formar una sola manera de
pensar entre la sociedad y la conducta moral. Solo al dedicar tiempo a pensar
en los problemas sociales, podremos avanzar enormemente con ideas que pueden
cambiar a la juventud, y traer un futuro de paz y armonía, que últimamente
parecen ser solo "un cuento de hadas". Todos juntos, podemos
convertir en realidad ese cuento, ese mundo de tranquilidad que nosotros mismos
alejamos más y más de nosotros.
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