sábado, 26 de mayo de 2012

UN PASO A LA ARMONÍA...
Violencia Juvenil

La paz y la tranquilidad quedaron completamente opacadas en este mundo, mientras la violencia va progresivamente en aumento. Ver a personas actuando violentamente deja de ser algo asombroso, para ser casi rutinario.

Lo más sorprendente es ver que personas tan jóvenes adoptan estas actitudes violentas. 

 El elemento esencial en la violencia es el daño, tanto físico como psicológico. Este puede manifestarse de múltiples maneras (por ejemplo, los estímulos nocivos de los que depende) y asociado, igualmente, a variadas formas de destrucción: lesiones físicas, humillaciones, amenazas, rechazo, etc.

 Las personas violentas pueden tener antecedentes de una familia violenta, por lo que la actitud es repetida, por el estrés cotidiano, por la interacción negativa de la persona agredida (víctima), por el simple gusto a la violencia, por la baja autoestima y el deseo de sobresalir entre los demás, por la dependencia mutua o celos, entre otras muchas  razones posibles. 

Hay varias formas de agredir a una persona, en todas el daño emocional es muy grande y en ocasiones con secuelas irreversibles. Entre ellas, el daño físico es muy común, donde el agresor lastima físicamente a su víctima; la violencia psico-emocional consiste en actos u omisiones que se expresan a través de prohibiciones, condicionamientos, amenazas, abandonos. Tienen graves consecuencia en el autoestima y la seguridad de las personas; otra manera de violencia es el abandono, el acto de desamparo hacia un miembro de la familia con los que se tienen obligaciones que cumplir.

 La violencia juvenil es una de las más vistas en la sociedad, en las escuelas, en las calles y en las pandillas. Los jóvenes violentos tienden a cometer una variedad de delitos; además, a menudo presentan también otros problemas, tales como el ausentismo escolar, el abandono de los estudios y el abuso de sustancias psicotrópicas, y suelen ser mentirosos compulsivos y conductores imprudentes y estar afectados por tasas altas de enfermedades de transmisión sexual. Como consecuencia, la violencia juvenil daña profundamente no solo a las víctimas, sino también a sus familias, amigos y comunidades. Sus efectos se ven no solo en los casos de muerte, enfermedad y discapacidad, sino también en la calidad de vida. La violencia que afecta a los jóvenes incrementa enormemente los costos de los servicios de salud y asistencia social, reduce la productividad, disminuye el valor de la propiedad, desorganiza una serie de servicios esenciales y en general socava la estructura de la sociedad.



En el ámbito social, una de las posibles soluciones está en asesorar psicológicamente a la familia en relación con los cambios emocionales de los hijos y el rol que la educación tiene en ellos. Esta es, principalmente importante en el desarrollo moral e intelectual de la juventud. La educación está intrínsecamente ligada con el desarrollo moral, ya que esta prevé una mala conducta que pueda estar relacionada con un infante o un adolescente. No obstante, una manera saludable de rehabilitación es el deporte, ya que brinda un desarrollo físico y emocional. Por ejemplo, el fútbol puede brindar apoyo a través de la creación de semillero y participación de jóvenes con problemas de conducta que puedan desarrollar una vocación y que encuentren ,en este deporte, una manera de subsistencia, naturalmente, fomentando un nacionalismo deportivo que ayude a prevenir situaciones conflictivas futuras.

 Nada es imposible, la sociedad tiene la capacidad de ayudar a éstos jóvenes, se debería formar una sola manera de pensar entre la sociedad y la conducta moral. Solo al dedicar tiempo a pensar en los problemas sociales, podremos avanzar enormemente con ideas que pueden cambiar a la juventud, y traer un futuro de paz y armonía, que últimamente parecen ser solo "un cuento de hadas". Todos juntos, podemos convertir en realidad ese cuento, ese mundo de tranquilidad que nosotros mismos alejamos más y más de nosotros.


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