jueves, 28 de junio de 2012


La realidad del Paraguay



Creencias




En el siguiente ensayo, estaré tratando el tema de las creencias del Paraguay. Para empezar, Paraguay es un país ubicado en el Norte y Noreste del Cono Sur de Sudamérica.

 Cuenta con una población de 6.459.058 habitantes aproximadamente, de los cuales se cree que unos 400.000 no están inscriptos.

Paraguay es un Estado democrático, unitario y laico. ¿Qué es “laico”? Aconfesional, dícese de no tener ninguna religión. Para confirmarlo nos podemos dirigir a la Constitución Nacional, art. 24. Ahí se habla claramente de la neutralidad del Estado con la religión. Pero si nos fijamos en el preámbulo, se nombra e invoca a Dios. ¿Qué ocurre con los paraguayos ateos? ¿Es realmente el Paraguay un país laico? ¿Qué podemos decir de los feriados nacionales? Día de la Virgen de Caacupé, jueves y viernes Santo, navidad…



                Hay mucho de qué hablar sobre el Paraguay, pero un tema muy llamativo, es la religiosidad del país. Para adentrarnos en las creencias de nuestro país, debemos analizar algunos puntos del concepto “creencia”. Las creencias religiosas se refieren a un estado mental en el que se pone la fe en algo sobrenatural, sagrado o divino. Tal estado se relaciona con:

 • La existencia, características y culto hacia una deidad o deidades;

•La intervención divina en el universo y la vida humana (Providencia)

•Los valores y prácticas centradas en las enseñanzas de un líder espiritual

 Las personas necesitan, en su gran mayoría, un Ser Superior, o alguien en quien creer o fundamentar sus pasos… En nuestro país, eso es evidente.

  Una frase de Albert Einstein dice así: “El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.”

 Sabemos que en cada país, hay una religión que domina el territorio, en cantidad. Como por ejemplo, el budismo o el sintoísmo en el oriente.

 En el Paraguay, se adoptó el cristianismo (catolicismo) como religión general, pues la gran mayoría, mas por tradición que por religión, adoptan el catolicismo de sus padres, abuelos, antepasados.



  Un informe revela que el catolicismo romano ibérico fue llevado a Paraguay por los conquistadores españoles y un decreto papal creó el obispado de nuestra Señora de la Asunción en 1547, once años después de la fundación de la capital Asunción por Juan de Ayolas. El primer obispo fue el Padre Pedro de La Torre, franciscano, quien llegó a Asunción en 1555 durante la segunda administración de Martínez de Irala. La diócesis dependía directamente de la Santa Sede en Roma, y su jurisdicción se extendía sobre el territorio del Río de la Plata, que fue dividido en 102 parroquias, seis de las cuales se localizaban en la capital. La actual Catedral de Asunción fue formalmente dedicada el 27 de octubre de 1845.


Según algunos censos y estadísticas

Hoy día, la afiliación religiosa en Paraguay, es dominada por la Iglesia

Católica Romana (89.6 por ciento), con solamente una pequeña representación de otros grupos religiosos:

 Protestantes (6.2 por ciento)

 Otras religiones (2.1 por ciento)

 Ninguna o indecisos (2.1 por ciento).

 Sin embargo, una encuesta de 2006, indica que el 84.7 por ciento de los que respondieron se consideran católicos, lo que implica un descenso de cinco puntos porcentuales desde 2002.

 Con esto no se llega a concluir en que los paraguayos sean todos de la misma fe, no. Solo se da a entender que gran parte de la población adoptan estas creencias; ya sea por la cantidad de iglesias católicas que hay en el país, como la fuerte participación del pueblo ante cualquier acontecimiento de estilo religioso. Como en navidad, el nacimiento de Cristo, o en San Juan…

  La Virgen María, o aquí mejor referida como Virgen de Caacupé, es la Patrona del Paraguay. De hecho, como ya se sabe es considerada como la más importante dentro del devocionario católico por su leyenda, que relata un milagro ocurrido en la ciudad de Caacupé,  donde vivía un escultor guaraní que fue convertido al catolicismo por los misioneros jesuitas. En una ocasión, cuando el indio volvía del Valle Ytú con un trozo de madera de muy buena calidad, dijo que se había encontrado involuntariamente con unos indios de una tribu mbayá a los que se les consideraba muy peligrosos. Dijo haberle prometido a la Virgen  María que si los mbayás no lo atrapaban esculpiría una imagen de ella y la veneraría. Entonces dijo que se le apareció la propia Virgen María en persona y le gritó en guaraní “¡Kaaguy kupépe!” que significa “vete detrás de los arbustos de yerba mate”. El indio corrió y se escondió detrás de un gran tronco, y prometió que con la madera protectora tallaría a la Virgen. Él se encontraba en trance por lo ocurrido. Luego de este suceso, los misioneros jesuitas afirmaban que detrás del lugar  donde ocurrió el suceso comenzó a brotar agua, y que esa agua había salvado a muchos guaraníes ante el calor del verano. Años después, la gran inundación que creó el lago de Ypacaraý amenazaba con destruir los poblados cercanos. Los frailes franciscanos, acompañados de los habitantes de la región, organizaron rogativas pidiendo la tranquilidad de las aguas. El padre Luis de Bolaños bendijo las aguas y —como cada año— éstas retrocedieron hasta sus límites actuales. Pero en esta ocasión apareció flotando la imagen de la Virgen, que los misioneros dijeron que era la de la misión de Tobatí, la misma que el indio desconocido talló años atrás. Desde entonces el pueblo la llamó la Virgen de los Milagros.

El indio desconocido se había instalado con su familia en ese sitio. Construyó un humilde oratorio, que como un imán atrajo a los supersticiosos pobladores de su entorno, constituyéndose un poblado conocido primeramente como Los Ytuenses. Hacia 1765, la zona ya era conocida como el Valle de Caacupé. El 4 de abril de 1770, se toma como referencia para la fundación del pueblo de Caacupé.

 Hasta el día de hoy, la Virgen es muy respetada y es normal ver su imagen en distintas partes de nuestro país. Su imagen tiene un simbolismo muy adaptado a los paraguayos: su rostro moreno (cruza entre la raza indígena guaraní y la blanca europea) es típico de la mujer paraguaya, su mirada maternal (que muestra que cuida a sus hijos), su corona tiene la estrella de la mañana, su pelo largo que cae hasta su espalda, refleja perfectamente a la mujer aborigen, su manto está adornado con flores originarias de las zonas tropicales, la “Pasiflora”, flor que los indígenas tomaban como señal de la fertilidad de la tierra en sus migraciones, la imagen de la Virgen está de pie, pisando una serpiente sobre el globo terráqueo azul con tres estrellas doradas y la cinta con los colores de la bandera paraguaya. Vemos que el simbolismo es múltiple.

 Los paraguayos, especialmente las personas del interior, van anualmente a peregrinar a Caacupé, para pagar sus promesas, cada 8 de diciembre.



 Paraguay, entonces, es un país donde gran parte de la población es muy supersticiosa, y se cree firmemente en los milagros.



  Anteriormente, en el país era una tradición infaltable recibir la bendición de los padres antes de salir de la casa, pero eso, con otras muchas tradiciones dejó de ser muy utilizada con el paso del tiempo. El fanatismo religioso de muchos ancianos es una clara muestra de que anteriormente, la religión se tomaba como algo más serio. Pero hoy día, quizá por la gran cantidad de extranjeros en el país, o por un cambio de pensamiento colectivo, se vive en una mayor libertad religiosa que en otros tiempos. Para muchas personas hablar de religión sigue siendo un tema tabú, aunque no lo crean así. La diversidad de cultura trajo nuevas costumbres o adaptaciones al país, trayendo así, nuevos pensamientos espirituales; es ahí donde viene el tema incomodo, esa variedad de religiones que se debe respetar, pero muchos, etnocentricamente creen que otras religiones o creencias son falsas, por el simple hecho de ser diferentes a las suyas.

 El paraguayo, sigue mostrando un carácter cerrado sobre este tema, tachando el ocultismo como satanismo, el ateísmo como pensamiento equívoco, las creencias metafísicas como algo demoníaco. Esos son simples prejuicios demostrados por un carácter ignorante sobre estos temas y una posición egoísta e irrespetuosa para con el prójimo.

 Entrando en el tema del ocultismo, en el Paraguay no siempre fue el catolicismo lo más dominante. Viniendo de nuestros antepasados los guaraníes, tenemos una creencia que sobrevive con el tiempo, aunque no es muy conocida, no porque no sea muy practicada, sino muy por el contrario, porque es un tema tabú que relaciona esta creencia directamente como algo malo o peligroso. Ésta creencia es el Payé (un vocablo guaraní). Esta palabra significa en guaraní “maleficio o embrujo”. Tradicionalmente se lo asocia con los ´trabajos` que realiza el curandero a pedido de alguien, el resultado de este embrujo depende de la intención de la persona que lo requiere. Por lo general se realiza para lograr un mal sobre alguien, aunque también se le dice Payé al trabajo realizado para contrarrestar el embrujo malo.


 Se trata de unos hechizos, que están destinados a lograr un determinado objetivo y que es confeccionado por un curandero según el fin buscado. Este puede ir desde conquistar el corazón de alguien, evitar peligros, que las balas reboten en el cuerpo del que lo posea, hasta felicidad en la vida, suerte en el juego, evitar enfermedades, etc. También existen otros empleados para provocar enfermedades penosas e incurables en los enemigos.

Comúnmente se los hace con las prendas de la "víctima", si son íntimas mejor, y si las usó recientemente y no están lavadas el "payé" es más efectivo. También se utilizan saquitos donde se colocan medallas de santos, y si estas medallas están bendecidas por un sacerdote tienen más fuerza; se les agregan piedras, huesos, estampas, etc. La pluma del Cabureí, un ave de rapiña de pequeña talla, similar a la lechuza pero más pequeña, es considerada un elemento muy poderoso para realizar el "payé" y en especial cuando se la utiliza como talismán. La confianza que los correntinos poseen en el "payé" es tan ciega que cuando no dan el resultado esperado, se lo atribuye a defectos en su confección o a que, del otro lado, la persona a la que debía afectar tiene un "Payé" más poderoso.


Sin duda alguna, el payé más popular es el destinado a obtener favores amorosos. Generalmente, en su confección se utilizan prendas de la persona a la que se desea enamorar, si son íntimas mejor.

Muchas veces el payé ejerce su acción maléfica contra su poseedor. Ese problema se soluciona, muchas veces, dejando de lado el amuleto, pero en oportunidades el desasosiego, la nerviosidad que produce tal desgracia continúa, por lo que es necesario recurrir al payesero a fin de que lo quiebre. En estos casos se aconseja que el payé enojado se deba destruir en las primeras luces de un día viernes e inmediatamente beber la infusión que el payesero le prepara utilizando la contrayerba que crece entre los pastos y que no es fácil de encontrar.

Notable es la influencia que tiene el payé en los campos correntinos y del litoral en general. Pocos son los asuntos que se encaran sin el auxilio del payé adecuado. Ninguna gestión de amores se inicia si antes no se logró el apoyo del payé específico. Todas las situaciones de la vida necesitan y tienen sus payés: para andar bien en el trabajo y ganar dinero, para realizar las tareas del campo con maestría, para andar bien en amores, para salir airosos en las peleas, etc. Pero los antiguos atribuían poderes de Payé a muchos elementos: plantas, animales y hasta piedras, hoy también se extiende este significado a otros elementos: fotos, muñecos, o cualquier cosa sobre la que se realice el famoso “trabajo”.



 Aparte de esa creencia “oscura” del paraguayo, es muy normal ver en las despensas del país, en las casas, en las puertas, en las calles, imágenes de Santos a los que se les tiene mucha confianza, o farmacias con sus nombres, colegios, entre otros muchos lugares.

 En el Paraguay, los Santos más conocidos son:

 San Blas. Algunos lo invocan hacia el interior como protector de los ganados, o de los dolores de garganta.

 San Antonio, que te consigue pareja al voltearlo al revés.

 San Miguel (Arcángel protector).

 Santa Rita (De los casos imposibles).

 San Roque (Concede favores a los pobres).

 San Expedito (Para las causas urgentes).

 Santa Teresita (con vocación del amor).

 Virgen del Perpetuo Socorro (quien efectúa muchos milagros).

 La Virgen de la Rosa Mística (protectora de los hogares católicos y para los viajes)

San Rafael (Arcángel de la salud)

Santa Ana

San Cayetano

San Francisco y muchos más.

 No podemos decir que Paraguay es un país retrogrado, pues aunque no sean muy conocidas, aquí se practican muchas de las religiones que en otros países son familiares. Eso, podemos atribuir a la diversidad de cultura, y podemos decir que es un punto positivo para nuestro país. ¿Por qué? Porque el Paraguay lentamente fue soltando ese cordón que lo mantenía atado a su tradición, no abandonándola completamente, sino aceptando otras con los brazos abiertos. Entre esas creencias, podemos introducir a la metafísica. Que en otros tiempos era un tema tabú, por la ignorancia de confundirlo con demonismo. Eso sería el punto negativo del paraguayo en este aspecto. Porque sin conocer realmente de que se trata, lo juzga y lo evita por ser simplemente desconocido. Es normal que aquí en el país, al saber que una persona cree en metafísica, instantáneamente crean que la persona está perdida, o alejada de Dios.

  En Paraguay, existe una Escuela metafísica llamada Señora Guaraní, es de acceso libre y formado por donaciones voluntarias. También, aquí cerca del colegio, se solían reunir los masones. La “Gran Logia de libres y aceptados masones en Paraguay”.

  La problemática del Paraguay en relación a las creencias, es que aún hay mucha falta de respeto por las elecciones de uno. Aunque Repúblicamente toda religión es libre, por ser un país democrático, no se puede negar que siguen habiendo muchos prejuicios de parte del pueblo paraguayo. No solo con las religiones o creencias que uno toma, sino también con sus posturas, por lo que mucha gente ofende a las personas ateas, solo por su posición. Debemos aceptar que cada uno es libre, y las creencias abundan, por lo que deberíamos de preocuparnos de hallar una que se adecue a nuestras necesidades sin desarmonizar a las personas. Tratando de respetar y conocer más sobre este punto podemos poner nuestro granito de arena para que el Paraguay pierda su ignorancia y su miedo a conocer cosas nuevas o a aceptar algo diferente.    
 Empecemos ya, a aceptar y respetar a nuestro compañero ateo, a nuestro director budista, a nuestro vecino budista, a nuestro presidente católico; porque lo que empieza con una polémica discución por la religión, puede seguir con insultos, golpes, y si miramos más ampliamente puede traer guerras y muertes a inoscentes.
 El etnocentrismo trae muchos males, detengámos ya la discriminación de credos.

     Concluyendo con esto, podemos estar orgullosos de nuestro país por el gran avance que hubo en una gran ampliación de religiones, grupos y sectas que son formadas en nuestro país. 
  Una frase de Epicteto dice así: "Engrandecerás a tu pueblo no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus habitantes."

 La respuesta siempre está en nuestro interior.



                                                                                              Gracias



Fuentes:



ENCICLOPEDIA DE GRUPOS RELIGIOSOS EN LAS AMERICAS Y LA PENINSULA IBERICA: RELIGIÓN EN PARAGUAY (Clifton L. Holland, Director de PROLADES)

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